No me sorprendería que no hubieras oído nunca acerca del Ayurveda. Si yo misma no hubiese ido a la India, probablemente seguiría sin saber qué es. Y es que, lamentablemente, el Ayurveda no está muy extendido en Occidente, pero, estés de acuerdo o no con sus enseñanzas, te aseguro que vale la pena aprender un poco más de él…
Ayurveda es un término sánscrito cuya traducción libre significa algo así como “conocimiento de la vida”. No es otra cosa que el sistema de medicina tradicional india. Se trata de uno de los sistemas médicos en uso más antiguos de la Historia. Inicialmente, el Ayurveda se difundía oralmente por lo que los expertos no pueden establecer una fecha de inicio exacta. Aún así, se estima que tiene una vida de entre 2000 y 5000 años. Casi nada.
El Ayurveda busca mejorar el estado de salud y bienestar del individuo para incrementar la calidad de vida. Vivir más, sí, pero también mejor.
El procedimiento ayurvédico busca identificar y detectar los síntomas de pequeños desequilibrios en la salud. Habitualmente, éstos pasan desapercibidos cuando no se somos conscientes de que lo son. Según el Ayurveda, tratándolos a tiempo, se consiguen prevenir enfermedades más graves. La prevención es la clave. Esta es una de las principales diferencias con el sistema médico occidental, que trata una vez ha iniciado la enfermedad.
Por eso, a mí me gusta considerarlo más que un sistema médico al uso como una forma de vida que puede complementar la medicina occidental. De hecho, en Occidente el Ayurveda es reconocido como un sistema de salud complementario y alternativo.
Otra cosa muy interesante, es que el Ayurveda se complementa a la perfección con la práctica del Yoga. De hecho, su unión potencia los efectos de ambos. Tanto el Ayurveda como el Yoga se originaron en la India y buscan conectar y equilibrar cuerpo-mente-alma tratándolos de manera conjunta. Según las teorías védicas, cuidando estos tres elementos, se obedece y cuida nuestra verdadera naturaleza interna. Esto nos permite alcanzar el bienestar y potenciar nuestro prana o energía vital.
La medicina occidental parte del hecho de que el ser humano funciona de una determinada manera, independientemente de dónde y cómo viva. Por ejemplo, si te has resfriado, es porque has pasado frío. Punto.
Al contrario, el Ayurveda no ve a los seres humanos como seres aislados, sino como seres totalmente conectados con su entorno. Según él, se da una interacción constante entre el entorno externo (el mundo en el que vivimos) y el interno (nuestro biotipo corporal, cómo somos y cómo funcionamos). La salud o la enfermedad son resultados de esta interacción. Si la relación es armónica, obtenemos salud. Pero si ignoramos nuestra naturaleza y no nos tratamos acorde con ella, enfermamos.
El Ayurveda ve a cada persona como un ente único que interactúa con su entorno de forma personalizada. Todos somos distintos. Los hay frioleros y calurosos, o gente que no engorda ni a posta, personas estreñidas o que no son nadie si no duermen sus horas… Conforme vamos creciendo, vamos aprendiendo a conocernos, pero ¿y si te dijera que tienes la oportunidad de conocerte todavía mejor? Puede que te parezca inverosímil de primeras, pero el Ayurveda establece una serie de biotipos corporales con arquetipos físicos y psicológicos que aciertan tanto que acojona. Cada biotipo o dosha tiene determinadas tendencias al desequilibrio que hay que aprender a reconocer y controlar a través de la alimentación y nuestros hábitos diarios.
Como decía al principio, se esté de acuerdo o no, es muy interesante este punto de vista tan humanista en el que nosotros tenemos el poder de construir nuestro estado de salud. Y es que lo que no se puede negar es que cada día podemos elegir cómo vivimos.
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2 Comments
Me encanta tu manera de explicarlo 👏👏👏👏👏
¡Cómo me alegro! 😀